Dado que los procesos de diagnóstico prenatal
suponen una cierta tensión emocional para la familia, especialmente para la
madre, y pueden provocar una morbilidad fetal significativa, se recomienda que
sólo se realice diagnóstico prenatal cuando se cumplen una serie de condiciones
y en aquellos casos en que está indicado. En concreto, sólo se debe plantear el
diagnóstico prenatal en el caso de enfermedades graves para las que exista un
método diagnóstico específico y fiable, y que sean susceptibles de tratamiento
o prevención. Las indicaciones principales, por tanto, son las cromosomopatías,
los defectos del tubo neural, y la edad materna avanzada. Los dos métodos más
utilizados para la obtención de material fetal son la amniocentesis y la toma
de una biopsia de vellosidades coriónicas.
- Amniocentesis:
consiste en la toma de una muestra de líquido amniótico, que contiene células
fetales en suspensión. Dichas células se pueden cultivar in vitro para
después realizar estudios cromosómicos, bioquímicos o moleculares, lo cual
requiere entre 1 y 3 semanas. El procedimiento es guiado por ultrasonidos y, en
manos experimentadas, fiable. Sus principales inconvenientes son el límite de
edad fetal, ya que no puede realizarse antes de las 15 semanas de gestación, y
los riesgos de pérdida fetal que conlleva (en torno al 0,5-1%).
- Biopsia de vellosidades coriónicas:
puede realizarse durante el primer trimestre del embarazo, en torno a la décima
semana, y es especialmente útil para realizar estudios moleculares y en la
presencia de un riesgo alto de cromosomopatía. En cambio, es menos utilizada
que la amniocentesis cuando el riesgo de alteraciones citogenéticas es bajo. El
procedimiento se realiza mediante punción a través de la pared abdominal
(transabdominal) o a través del cuello del útero (transcervical), bajo guía
ecográfica. En ese momento, el tejido coriónico todavía no forma una placenta
propiamente dicha, por lo que la biopsia se examina bajo microscopio y se
aíslan las vellosidades (que únicamente contienen tejido fetal). El material
obtenido puede utilizarse directamente (sin necesidad de cultivo) para estudios
moleculares o enzimáticos. En general, este procedimiento se reserva para
embarazos de alto riesgo, ya que la probabilidad de pérdida fetal es mayor que
en la amniocentesis (en torno al 2-3%).
Dado el riesgo relativamente alto de daño fetal
que tienen la amniocentesis y, sobre todo, la obtención de vellosidades
coriónicas, desde hace años se están buscando métodos no invasivos
que permitan realizar estudios moleculares o bioquímicos en material fetal.
Entre éstos, están siendo muy utilizados los métodos ecográficos,
el análisis bioquímico de sangre materna, el análisis de células fetales
presentes en la sangre materna, o incluso la obtención de sangre fetal (aunque
este procedimiento es más invasivo y por tanto más peligroso que los otros
mencionados). Con la proliferación de las técnicas de fertilización in
vitro, hoy en día también es posible realizar diagnóstico genético
preimplantatorio, obteniendo un blastómero a partir de un embrión de
pocas células y realizando estudios moleculares a partir del ADN de esa única
célula. Por desgracia, todavía no existen datos claros acerca del posible daño
fetal que pueda producir.
Bibliografía:
-www.unav.es
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